Precisión acústica para la recuperación profunda.

 

Las ondas de choque utilizan energía acústica de alta intensidad para activar los procesos naturales de regeneración en los tejidos dañados. Una tecnología que, sin ser nueva, ha ido ganando terreno en clínicas que buscan resultados más rápidos, menos invasivos, y sobre todo, más duraderos.

 

En lesiones crónicas, tendinopatías o dolores musculares que no terminan de desaparecer, este tratamiento actúa donde otros se quedan cortos. No se trata de ocultar el dolor, sino de reprogramar el tejido para que sane desde dentro.

 

Lo mejor es que el cuerpo responde rápido: algunos pacientes notan mejoras notables desde la primera sesión, y en 3 o 4 sesiones el cambio puede ser definitivo.

 

Sin agujas ni medicamentos. Solo un trabajo preciso, profundo y meticuloso sobre la zona afectada, guiado por fisioterapeutas expertos que saben cuándo aplicarlo… y por qué.